Solemnidad del Santísimo Corpus Christi Ciclo C:“Comieron todos hasta quedar saciados” (Lc 9,11-17)
| La Palabra de Hoy“Melquisedec le ofreció pan y vino” Salmo : 109 2ªLectura: 1 Corintios 11,23-26 “Haced esto en memoria mía” Evangelio: Lucas 9,11-17
PALABRA DE VIDA |
Jesús hace de la comida con la multitud el escenario privilegiado de una enseñanza fundamental para sus seguidores. Fiel a su preocupación de profundizar en la instrucción cristiana, Lucas nos presenta a Jesús como modelo de comportamiento a imitar por el cristiano. Un modelo volcado siempre hacia los demás, preocupado e interesado por ellos, mirando antes por ellos que por sí mismo. Por eso el Corpus de este año tiene un lema muy claro: “poner en marcha nuestro compromiso para mejorar el mundo”.
Los demás son mi compromiso a descubrir, no a conquistar. Sensibilidad para el problema que el otro tiene y comprometerse. Delicadeza para saberse poner en el lugar del otro, y eso me compromete con su vida. Los demás, más allá del círculo familiar. Estos en realidad forman parte de uno mismo. Los íntimos son la fuerza que tú tienes para dar acogida a los demás.
El compromiso tiene, en concreto, un rostro, un nombre y apellidos, es el otro, pero que Tu estás del lado de él. Los demás como compromiso más allá del cálculo o del riesgo programado, más allá de los egoísmos que atenazan y limitan.
A partir de un comportamiento así es como puede acontecer el milagro de lo inesperado, de lo impensable incluso. Sólo si no se hace nada por los demás, es como nunca puede suceder nada que valga la pena.
Los hechos históricos, en sí mismos, son realidades mudas. Hablan cuando alguien los interpreta. ¿Cuál es la interpretación de Lucas del hecho histórico de la multiplicación de los panes? El relato está configurado como un diálogo entre Jesús y los doce. Son éstos quienes lo inician con una respuesta razonable (v. 12). Jesús les propone otra (v. 13a). Los doce la consideran inviable, pero estarían dispuestos a poner los medios para hacerla viable (v. 13b). El diálogo se desarrolla, pues, en términos de propuestas y contrapropuestas normales; no hay nada que haga pensar en una intervención milagrosa, ni siquiera cuando Jesús pide a sus discípulos que hagan sentar a la gente (v. 14b). Sólo el v. 16 rompe el desarrollo normal, introduciendo la intervención milagrosa de Jesús. Literariamente hablando, se trata de una intervención inesperada. Esto quiere decir que Lucas no está interesado en resaltar lo extraordinario de la escena, aunque indudablemente lo presupone.
Una vez más, Lucas ha elaborado el relato en perspectiva catequética. Catequesis a los doce sobre cómo tienen que actuar en la comunidad cristiana. Esta actuación no debe ser el desentendimiento (¡que se las arreglen como puedan!, como aparece en el v. 12), por muy comprensible y razonable que pueda éste parecer. Su actuación debe ser la entrega, la disponibilidad, la búsqueda de soluciones, por muy costosas que éstas sean. Es entonces cuando se produce el milagro. El milagro de una comunidad donde no hay necesidades, donde todo fluye a raudales y que incluso sobra.
En realidad, la óptica de Lucas en este relato (a diferencia de los otros evangelistas) no es la eucaristía. Y, sin embargo, su relato puede leerse en un día significativamente eucarístico. La Eucaristía, como Jesús la entendió, es la gran señal de una comunidad en torno a una misma mesa, donde a nadie le falta nada y donde todo es alegría de vivir. El pueblo se confía a Jesús, pero los discípulos no tienen la misma confianza. A través del servicio de los apóstoles, el pueblo se reúne en comunidad del reino de Dios.
Con todo este relato no presenta sólo al Jesús histórico, sino la experiencia de fe de la comunidad primitiva que en la eucaristía ha encontrado al Señor. El es quien da y se da. Los discípulos distribuyen en su nombre. Así cumplen el mandato de Jesús: dadles vosotros de comer. Jesús va más allá de toda espera humana. No da palabras sino que se da a sí mismo, quiere encontrar al hombre en sus necesidades concretas, quiere saciar el hambre de las profundas exigencias humanas. El es el pan "partido" y "compartido" que debe continuar en la vida de los discípulos.
En este día de la Caridad, y al hilo de esta reflexión, sería bueno que tuviéramos presente a nuestro equipo de Cáritas. Ellos nos sensibilizan y, en nuestro nombre, reparten el pan. Además de nuestra oración, apoyo económico, etc.., necesitan nuestra cercanía e interés. Preguntémosle, pidámosle que nos muestren el rostro de Cristo que, en la collación de la Magdalena, tiene el rostro sufriente de Cristo, en la soledad, en las dificultades para llegar a fin de mes, y en las mil necesidades que no atinamos a ver y descubrir.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
- Con las lecturas de hoy, ¿qué significa para ti celebrar la Eucaristía y “comulgar” en ella con Jesucristo?
- “Dadle vosotros de comer” ¿Qué hacer para que nuestras eucaristías nos impliquen y comprometan más?
- “Comieron todos hasta quedar saciados” ¿puede hacernos vislumbrar un mundo en el que queden saciadas todas las hambres? ¿Por qué?
REAL PARROQUIA SANTA MARÍA MAGDALENA -SEVILLA-