Domingo XXXII del Tiempo Ordinario Ciclo B:"Esta viuda pobre ha echado más que nadie" (Mc 12,38-44)
| La Palabra de Hoy“Elías encontró en Sarepta una viuda” Salmo : 145 “Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo” Evangelio: Marcos 12,38-44
PALABRA DE VIDA |
Las viudas serán hoy las grandes protagonistas de la Palabra. Así, en la primera lectura, una viuda muestra su ayuda generosa con un enviado por Dios, como era el profeta Elías. En el evangelio, Jesús pone a la otra viuda como ejemplo, para sus discípulos, de entrega total y desinteresada. En el fondo de ambos textos subyace lo expresado en el salmo: “El Señor sostiene a la viuda”. La misericordia de Dios queda patente en la segunda lectura, en la que se dice que, conociendo nuestra debilidad, Cristo se ha entregado una vez para siempre para borrar el pecado.
El evangelio nos narra los últimos días de la vida de Jesús en Jerusalén, girando toda su actividad en torno al templo y al culto. Las dos escenas que aquí leemos unidas, y que se relacionan por la referencia a las viudas, tienen un cierto sentido de resúmenes de aspectos importantes de la enseñanza y de la misma actuación de Jesús. Se trata de mostrarles a sus discípulos qué actitudes deben rechazar y cuáles potenciar en su relación con Dios.
La primera escena refleja la tensión que a menudo había entre Jesús y los escribas, una tensión probablemente amplificada en las polémicas y a veces duros enfrentamientos entre la primera comunidad cristiana y el judaísmo. Lo que Jesús no soporta de la actuación de los escribas es la exhibición fanfarrona de su conocimiento de la voluntad de Dios y de su piedad: los ropajes y los asientos en las sinagogas son signos de esta actitud exhibicionista. Y aún soporta menos que de esto quieran sacar provecho y preeminencia sobre la demás gente. Por último, el extremo máximo de todo esto es que algunos lleguen a aprovecharse de ello para actuar directamente en contra de aquellos que Dios más ama, los pobres, “devorando bienes de viudas” con el pretexto de largas oraciones.
La segunda escena viene a resumir lo que Dios valora de las actuaciones humanas. Frente a los ricos que dan mucho, Jesús valora lo que da la viuda pobre. Para él es edificante el hecho de que aquella viuda "ha echado más que nadie", porque ha dado algo que era muy importante para ella, a diferencia de los ricos que daban de lo que les sobraba. Es decir, comparte lo que es y tiene. Actuando de esta manera, y a semejanza de lo que hizo la viuda de la primera lectura, aquella mujer ha mostrado confiar absolutamente en Dios y ponerse totalmente en sus manos. Es lo mismo que Jesús hará en Getsemaní: aceptar la voluntad de Dios, confiando absolutamente en él y poniéndose totalmente en sus manos.
Dios no se va a fijar tanto en los ritos externos, en los ropajes y suntuosidades, ni siquiera en la cantidad que entreguemos, sino en lo que nos reservemos avariciosamente para nosotros. Pone de relieve que el verdadero culto, pues cumple el mandamiento más importante de la ley: amor a Dios y al prójimo. Su actitud ante Dios y el culto refleja una fe sin reservas, una humildad sincera y una confianza absoluta.
Este ejemplo de piedad, de apertura total a Dios, de culto de corazón que se hace vida, exige una respuesta en nosotros. Podemos guardarlo en la grandísima colección de conocimientos evangélicos, o podemos dejarnos interpelar por esta palabra, por la actitud descrita en ella, para de este modo ponernos manos a la obra en nuestra conversión, camino de superación y cambio, mirando agradecido a aquél que lo dio todo por nosotros: Jesucristo, el Señor. Es la única forma de entrar en la dinámica del Reino.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
- ¿Qué actitudes de vida farisaica, o de escriba, me invita a abandonar el texto del evangelio?
- ¿Qué tengo que hacer para tener las actitudes de la viuda?
- ¿De qué “dos monedas” me tengo que desprender para experimentar mi pertenencia al Reino de Dios?
REAL PARROQUIA SANTA MARÍA MAGDALENA -SEVILLA-